Te he de dejar mi plegaria a los pies de tu altar
pidiendo por esos niños que viven en orfandad
para los que no hay días festivos
para los que no hay cariño suficiente
que puedan arroparle
y abrigar su
soledad .
Te he de dejar mis silencios repetidos
espinas
filosas que se hunden en mi alma
dejando
heridas que duelen
que regresan en el tiempo
desandando las distancia
lastimando de verdad .
Te he de dejar mis pedidos envueltos en frías
lágrimas
por esos niños que
están casi perdidos
los que deambulan sin rumbo
por los caminos de la desidia
por los caminos de la desidia
con sus pies lastimados por el dolor
pichones errantes que se alejaron de su nido
y con alas truncas no pudieron volar.
Te he de dejar una flor marchita
que entre mi pecho no pude guardar
mi corazón encendido por la rebeldía
estalló en
mil latidos
no hubo lógicas ni razonamiento
que lo pudieran frenar.
No pudo entender la indiferencia
la mano vil que se desata
garfio cruel de indignidad
que aprieta y hiere al indefenso
que apresa el alma sin miramientos
y la deshoja sin piedad..
y la deshoja sin piedad..
Te he de dejar mis gritos mudos
que llegan desde el alma
encendidos
con la llama de la impotencia
que queman la esperanza y dejan en cenizas
amaneceres nuevos que no regresaran.
Como seguir creyendo
que aún es posible
que puedas bajar la mirada y ver lo que sucede
en este mundo que gira irremediablemente
al ritmo del desamor ?
como puedo
saber que me escuchas
que puedes aún escuchar el latir de mi corazón?
Te he de dejar mis letras a los pies del altar
pidiendo también por los hombres necios
que no saben de generosidad
ni pueden sentir lo que es el amor
los que en su inmenso poder
están presos
en la obscuridad del poder y la ambición.
Nery Guerra Alvarez
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