Cuando yo era niña …
Cuando yo era niña eran otros tiempos . Ser una niña era bastante difícil; pero ser niña , gordita y fea, lo era aún más.
Por lo menos eso era lo que sentía en la escuela , donde nunca pude integrarme o ser aceptada por mis pares; otros niños y niñas que no jugaban conmigo a la hora del recreo.
Muchas veces me tiraban de las trenzas ; esas odiosas trenzas que cada mañana mi madre me hacía sobre los costados de mi cabeza , las doblaba y ataba con hermosas cintas escocesas .
Muchas veces se me perdían las benditas cintas escocesas y para mi madre que siempre estaba apurada , era como una catástrofe . Y para mi también lo era ¡
Ahora que lo pienso… Escuchar los reproches y rezongos de mi madre era más que una catástrofe .
Las mañanas era difíciles en casa , entre los apurones de vestirnos , peinarnos y tomar la leche , antes de ir a la escuela…
Por suerte nos acompañaban los tangos de Julio Sosa que nos cantaba desde la radio de madera.
Algunos días a mamá se le daba por servirnos avena con leche .
Eso para mi era un gran desafío a superar y más que una catástrofe era el “ fin del mundo “ .
A mi no me gustaba la avena con leche porque esos granitos que se habían escapados de ser atrapados por el colador y seguían zambullidos dentro de la leche , al llegar a mi garganta me hacían una especie de cosquillas , que me producían ganas de vomitar.
Los muy rebeldes granitos parecían amotinarse en la garganta ..es que no estaban dispuestos a dejarse tragar.
¡Que asco la avena con leche !
Mi madre con su discurso que tenía que tomarla que era alimento… Bla bla, bla bla, bla…
Cuando yo era niña ; las niñas no podían ir a la escuela de pantalón o de deportivo.
En invierno; en esas días gélidos de machazas heladas , donde se congelaba hasta el agua de los baldes que quedaban afuera durante la noche las niñas íbamos vestidas de pollera con la túnica encima .
Solo podíamos llevar unos calcetines blancos sobre las piernas que apenas nos tapaban los tobillos. El frío parecía pegarse a las piernas y eso nos producía una especie de dolor .
Las niñas parecíamos palomitas blancas , con mediecitas blancas que combinaban de maravilla con las túnicas blancas duritas por el almidón .
Es que en esa época estaba bien visto llevar las túnica perfectamente planchadas , cada tabla desde arriba hacia abajo.
Mi madre se esmeraba mucho para que yo no desentonara con mi túnica .
La plancha iba y venía desde la llama del primus hasta la túnica sin escalas.
A ella no le gustaba planchar más de una vez largaba una puteada.
¡ Que lo pario!
Cuando era niña me estaba prohibido jugar a la pelota porque eso era juego de varones.
Las niñas no podíamos salir a la calle a jugar a la pelota Yo tuve que resignarme a mirar desde detrás del tejido, a mi hermano jugando a la pelota con sus amiguitos de la cuadra.
Nunca pude entender ; tal vez por mi corta edad , la razón por la cual se me negaba el permiso para salir a jugar a la pelota en la calle.
Mi mamá me decía siempre lo mismo
- No puedes salir a la calle
- Y por qué mi hermano puede? .
- El sí, porque es varón
Yo me sentía rara , me sentía como culpable de una culpa que no era mía , porque ¡ yo no había hecho nada!
¡ Yo solo quería jugar a la pelota !
Habría mucho más para contar de aquel tiempo en que fui niña.
Tal vez lo haga en otra ocasión
Solo sé que eso de que “ todo tiempo pasado fue mejor” es una frase ya perimida . Yo preferiría ser niña , en este hoy .
Gracias por su atención.
Nery Guerra Alvarez (Fragmentos de mi vida )
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